La NASA respondió con evasivas, diciendo que no tiene capacidad para regular las actividades de las empresas espaciales privadas. Pero la reacción de la propia empresa, representada por Celestis, fue mucho más dura. La Luna es de gran importancia para muchas culturas y religiones, pero no hacen nada para trabajar con ella en un sentido práctico. Según los acuerdos internacionales, nadie tiene derechos sobre la Luna, por lo que no es necesario tener en cuenta la opinión de nadie a la hora de planificar misiones allí. Además, debido a las posturas encontradas de las distintas religiones y culturas, no es posible obtener el permiso oficial de todas ellas a la vez, lo que sencillamente cerraría el camino de la humanidad hacia el espacio.
Los indios navajos decían que las misiones lunares eran una profanación
464