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Además, según el estudio polisomnográfico EEG realizado, los perros de estas razas tenían más ondas delta durante el sueño y menos ondas beta en comparación con los individuos de nariz larga. También había una mayor frecuencia de husos carotídeos en el EEG. Estos factores combinados tenían un patrón similar al de los perros con problemas de aprendizaje y los humanos con materia blanca reducida.
Los científicos admiten que los perros de cara chata pueden conservar un patrón de sueño similar al de los cachorros, y también es posible que al criarlos, los perros braquicéfalos, con sus rasgos inherentemente infantiles en apariencia y comportamiento, fueran sometidos a una infantilización de sus funciones cerebrales.
